Soy Lola Fernández de la Torre
Te comparto toda una vida dedicada a la enseñanza e investigación.
Hablo de integración de la IA, de prevención y gestión de conflictos, y sobre cómo lograr mayor armonía y productividad.
¿Eres adicto al trabajo?
Si estás leyendo esto a las 11 de la noche mientras revisas bibliografía "solo un ratito más", tenemos que hablar. En serio.
¿Te suena familiar esa sensación de orgullo cuando le dices a un colega que trabajaste todo el fin de semana? ¿O ese extraño placer al enviar emails a las 2 de la madrugada para que todos vean tu dedicación sobrehumana?
Yo era así. La reina de las noches en blanco y las jornadas maratonianas. Mi despacho era el último en apagar las luces. Mi récord: unas 19 horas seguidas analizando datos para un paper para cumplir plazo de entrega. ¿Mi recompensa? Un rechazo directo de la revista y una migraña que duró tres días.
La gran estafa académica
Nos han vendido —y hemos comprado encantados— la idea de que el valor de un investigador se mide en horas de trasero-en-silla. Mentira podrida.
El semestre pasado, coincidí en un congreso con una colega que publica regularmente en revistas de alto impacto. Su "secreto"? Jamás trabaja más de 6 horas diarias en investigación. JAMÁS.
"Las horas extra son para aficionados", me dijo. "La mente cansada no innova, solo recicla".
Los tres síntomas del "trabajador académico zombi"
1. El síndrome del hámster académico
Mucho movimiento, misma posición. Pasas 14 horas "trabajando" pero al final del día no puedes nombrar un solo avance significativo. Como quienes se pasan el día entero en el trabajo, pero sienten que siempre tienen trabajo pendiente.
2. La parálisis de la revisión infinita
Reescribes el mismo párrafo 37 veces porque tu cerebro frito ya no distingue entre brillantez y basura. En fases de agotamiento, recuerdo haber repetido una misma idea en varias páginas; por suerte una compañera lo leyó y se dio cuenta, porque yo iba ya zombi con el borrador.
3. La creatividad en coma
Las grandes ideas no aparecen en la hora 12 de trabajo. Lo sé por experiencia. Una de las ideas clave de mi tesis doctoral surgió un domingo de otoño por la mañana, que fui con mi familia a Estepa a comprar mantecados. Estaba relajada, tomando el sol... y fue entonces cuando me vino una idea que redacté en ese momento (llevaba una libreta y varios bolígrafos, a la espera de la inspiración).
El mito de la productividad extensiva
En el mundo académico confundimos "estar ocupados" con "ser productivos". Son primos lejanos, no gemelos.
Es mejor 4 horas diarias de trabajo profundo. y dedicar el resto a estar mejor, a cuidarnos para rendir más en menos tiempo. Paseos, conversaciones, lectura no relacionada con su campo....
Me sentí estafado por años de cultura académica tóxica.
Una idea que puede mejorar tu investigación
Hace unos años implementé una costumbre: por cada 3 horas de concentración intensa, programo 30 minutos de actividad completamente desconectada de la concentración.
¿El resultado? He logrado escribir de manera más intensa y enfocada, y me siento realmente más productiva. Con menos horas y, lo más importante, sin sentir que estoy siempre al borde del colapso.
Como decía mi abuela: "El arco siempre tensado acaba por romperse". Y vaya si tenía razón la señora.
Mi truco personal anti-agotamiento
En los últimos años, he notado que mi rendimiento por la tarde se reducía. Así, que no me engaño insistiéndome en producir contenido que me exija concentración. Suelo parar, salvo excepciones, y dedicarme a mí misma. Más relajada, pero con mi cerebro enganchado al tema, trabajando en segundo plano mientras vivo el resto de mi vida.
Es como poner a marinar la carne: el tiempo hace su magia aunque tú no estés mirando.
Mientras tanto, ¿te atreverías a hacer un experimento? Reduce tus horas de trabajo en un 20% durante una semana. Solo una. Luego me cuentas qué pasó con tu productividad. ¿Te apuntas?
PD: Trabajar menos no es vagancia, es estrategia. Einstein lo tenía claro: "No es que sea muy inteligente. Es que me quedo con los problemas más tiempo". Nótese que dijo "más tiempo", no "más horas seguidas sin dormir ni ver la luz del sol".
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